El ser humano siempre ha pretendido objetivar todos los campos de saber, buscando en ello poder entender cada una de las variables que lo determinan. Es así que volver las prácticas pedagógicas un objeto de estudio, es tomar conciencia que dicha acción no es ilógica ni es un acto mecánico, es repensar el acontecer de interacciones dadas en el aula de clase, para que desde una mirada objetiva se pueda evaluar y si es el caso proyectar estrategias que redunden principalmente en el desarrollo de los fines de la educación contenidos en el Artículo 5° de la Ley 115 de 1994 o por lo menos poder entender qué sucede en ese encuentro entre un grupo de alumnos y un profesor, cuáles son las dinámicas y procesos desarrollados, entre las múltiples preguntas de investigación que se podrán suscitar, por lo que según las razones descritas, en mi opinión, volver las prácticas pedagógicas un objeto de estudio es y será siempre un deber para la educación, en tanto los contextos educativos son siempre cambiantes y dinámicos, lo que debe llevar a que no sólo los dedicados a procesos investigativos se pregunten por ellas, sino a toda profesional que intervenga en dichas prácticas.
"...volver las prácticas pedagógicas un objeto de estudio...", es cierto, inicialmente presenté cierta resistencia a verlo en términos de volver, pero no como regresar sino de convertir, es decir, aunque parezca obvio, las prácticas pedagógicas no se piensan y menos institucionalmente. Los directivos nunca llaman a reunión para pensar las prácticas pedagógicas como objeto de estudio, pero si para otras cantidades de temáticas que poco o nada contribuyen con la calidad, sino con la organización, el cumplir horarios y agendas, pero no para pensar la educación, ¿será que a los directivos no les interesa pensar la educación como objeto de estudio?, o, ¿es un asunto que debe pensar cada maestro en su planeación y en su aula?
PENSAR LAS PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS COMO UN OBJETO DE ESTUDIO
Asumo la pedagogía como un conjunto de saberes y reflexiones en torno a las acciones educativas escolares, lógicamente organizado de acuerdo con un contexto determinado y a una serie de creencias; saberes que son compartidos por un grupo heterogéneo de individuos que orientan de una forma consciente los destinos de una sociedad a través de prácticas educativas que implican definiciones y orientaciones en torno a la enseñanza y a todos aquellos elementos adicionales que permiten el avance progresivo del individuo en particular y de la sociedad en su conjunto.
Considerar la práctica pedagógica (yo diría educación escolar) como el dispositivo que tenemos los maestros para relacionarnos con el conocimiento, implica que dicho mecanismo, sea permanentemente estudiado y ajustado a las necesidades y cambios que se nos presenten. Sabemos que el momento actual se caracteriza por una notable preocupación sobre la calidad de la educación escolar y por tanto, de la enseñanza, por lo que los maestros aparecemos como protagonistas centrales, pues, las prácticas pedagógicas se consideran fundamentales al momento de definir la calidad de la educación que ofrecemos. Pensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio, implica que los educadores nos perfilemos como profesionales reflexivos, autónomos pero trabajando en equipo, que pensamos para tomar decisiones, docentes que interpretamos la realidad y creamos situaciones nuevas a partir de problemas cotidianos y concretos con el propósito fundamental de mejorar nuestra propia práctica.
Estudiar las prácticas pedagógicas implica que las personas dedicadas a la enseñanza desarrollemos constantemente nuestros conocimientos profesionales en relación con las circunstancias cambiantes. Los maestros, no debemos aparecer como meros usuarios del conocimiento de otros; la autoevaluación permanente y la investigación sobre nuestra propia labor, deben ser tareas que se desarrollen constantemente en la escuela si realmente se espera mejorar y adecuar la educación que brindamos a nuestras comunidades. La reflexión del profesor acerca de nuestra propia práctica implica la inmersión consciente en el mundo de nuestra experiencia; misma que, está cargada de connotaciones, valores, simbologías, afectos, sentimientos, intereses sociales y pautas culturales. Reconocemos la necesidad de analizar lo que realmente hacemos los profesores cuando enfrentamos problemas complejos de la vida en las aulas, cómo manejamos situaciones inciertas y desconocidas, cómo construimos y modificamos los ambientes y las rutinas, cómo recreamos estrategias que generen mejores resultados. Al pensar las prácticas pedagógicas como objeto de estudio, también se circunscribe al maestro en el campo de la escritura académica que, además, trae como consecuencia lógica docentes con mayor capacidad para analizar, para articular conocimientos y para contextualizar lo referido en su labor.
Esas son las implicaciones, totalmente de acuerdo, resaltando la idea de que en la medida que el docente se siente reconocido en ese objeto de estudio y gane comprensión de ello, mejor serán sus prácticas, por un lado, y por el otro, que identifique como primordial no la enseñanza de conocimientos sino la relación de los mismos con su entorno social, es decir que les dé utilidad e interpretación en el contexto de cada estudiante, en otras palabras, que el dicente no tenga el interrogante: ¿y eso para que nos sirve?
Según Bourdieu, los docentes tenemos más capital cultural que económico, lo que se ve reflejado ampliamente en la actualidad, parece ser prioritario estar muy cualificado profesionalmente, antes de tener las comodidades básicas materiales y conformar una familia, lo que al parecer está tornando a los docentes en solitarios (sin descendencia) pero con muchos títulos.
Pero, ¿sabes compañero? ese capital cultural no es reconocido ni valorado por los criterios y escala de valores que hemos construido en esta sociedad actual. Pasa como con los años, concepto de edad; se llega el momento en el que se deja de lado esa experiencia y ese potencial, sin reconocerle sus posibilidades.
Totalmente de acuerdo, quedando el interrogante si los docentes debemos responder a esa lógica para no sentirnos o ser señalados de desactualizados, asistimos a la época del "titulitis", dónde el docente ante las directivas y la comunidad en general necesita soportar su servicio de "calidad" a través de los títulos, incluso en las mismas reuniones de docentes hablar de maestrías y doctorados es costumbre en el medio.
SOMOS SERES DE ACCIÓN Y DE PENSAMIENTO Somos seres de acción y de pensamiento, pero no contamos con los presupuestos para hacer un ejercicio verdadero. Presupuestos que tienen que ver con logística de lo cotidiano y procesos de formación.
Para Arendt (1995) […] solo se puede actuar concertadamente […] solo se puede pensar por sí mismo. (p. 141).
Arendt, H. (1995). De la historia a la acción. Editorial Paidós.
En ocasiones los docentes requerimos la acción para pensar, pero en otras, pensar para la acción, por supuesto, la segunda debería ser la más usada, no dejando pasar por alto que pensar es ya una acción, lo que llevaría a concluir que los docentes somos sujetos de acción permanente, lo que nos distingue a unos de otros son los tipos de acciones que hacemos, las que seguramente dependerán del modo como nos pensamos en el campo pedagógico, de las veces que lo hacemos y de la formación que tengamos.
SOMOS SERES DE ACCIÓN Y DE PENSAMIENTO Somos seres de acción y de pensamiento, pero no contamos con los presupuestos para hacer un ejercicio verdadero. Presupuestos que tienen que ver con logística de lo cotidiano y procesos de formación. Todo aquello que permite hacer seguimiento al registro de la existencia del ser humano, a lo largo de la historia, son las huellas de su paso por las diferentes épocas. Registros en las paredes de las cavernas con mensajes intencionados para saber que se hizo o simplemente no olvidar lo que se realizó. Marcas en los árboles para llevar cuenta de la oscuridad o la claridad con el fin de poder tener información sobre sucesos. Heridas hechas en el cuerpo para diferenciar a que grupo o clan se pertenece, soportadas con rituales característicos de esa comunidad. Esas trazas o testimonios dejados a lo largo de la vida, son leídos gracias a la capacidad que posee el homo sapiens de construir y dar significado a lo que hay en su proximidad. Significado en términos de representar e interpretar, de graficar y reconstruir lo vivido como mecanismo para llegar a descubrir que la memoria puede pasar de lo grafico a lo abstracto (ejercicio que significó generaciones para llegar a consolidarse). El ser humano pasa por diferentes estadios en su proceso evolutivo, así lo expuso Jean Piaget, quien en su planteamiento deja claro que toda persona pasa del pensamiento concreto (posibilidad de interpretar y comprender todo aquello que se muestra desde lo gráfico) al pensamiento abstracto (interpretación y análisis de manera más elaborada y compleja). Es lo gráfico paso fundamental en el proceso de evolución del ser humano. Pero el concepto paso no se puede abordar desde la concepción de terminado o superado, ya que ese paso dura toda la vida. En mi experiencia como docente de la básica primaria ese paso antes mencionado se vive y se trabaja cotidianamente, es el pan nuestro de cada día. De hecho una de las maneras de enganche y fortalecimiento de las habilidades de lectura y escritura en los alumnos es mediante lo gráfico. La lectura de imágenes, el dibujo, la escritura de sentimientos producto de imágenes, entre otros, son empleados para aprovechar los conocimientos previos que se posee de un tema específico, ampliando así el panorama conceptual e hilando aprendizajes de manera contextual. Es muy valioso lo gráfico a la hora de hacer refuerzo positivo en los trabajos de aula, ya que partiendo de lo simple a lo complejo e incrementando la dificultad de ejecución gradualmente, en un paso a paso, que implica intencionalidad y actitud del docente en el acompañamiento, se pude mejorar procesos y desempeños de los aprendices, además de seguridad personal en el abordaje de actividades, como mayor disposición en la realización de lo propuesto. CONTINUA.....
CONTINUACIÓN... SOMOS SERES DE ACCIÓN Y DE PENSAMIENTO
La autonomía como el aprendizaje es un proceso que se logra en el día a día, siendo las experiencias las que en últimas dejaran las huellas en el imaginario individual. Lo gráfico y su visualización son elementos constitutivos de la condición humana. Se visualiza con los sentidos, así como se puede sentir el mensaje que un ademan deja en el aire; son las posibilidades de interpretar uno de los aspectos que constituye la subjetividad, a la vez permite la generación de nuevas interpretaciones. Acción y pensamiento viven en un mismo ser, pero deben ser ejercidas de manera práctica y abstracta para poder ser entendidas, graficadas y llevadas a proyecciones mentales y materiales. Para Arendt (1995) […] solo se puede actuar concertadamente […] solo se puede pensar por sí mismo. (p. 141). Para actuar se debe tener la posibilidad de reflexionar, planear y verificar lo que se pretende hacer, para luego poder actuar en proyectos de equipo, no como ruedas sueltas. No poseemos el espacio y el tiempo para rumiar nuestras apreciaciones personales y hacer de lo que somos una cascada de actos concatenados y respaldados por nuestra sobriedad personal. Tomamos decisiones de manera vertiginosa y asumimos las consecuencias con dolor e insufrible frustración. ¿Será, está una de las causas, de los elevados índices de violencia, suicidios e indiferencia social? Asistimos a un cambio fundamental y constante de las relaciones de convivencia y comunicación de la sociedad actual. Cambio que incide directamente en la forma como se produce el conocimiento y se transforma la información en todos los ámbitos de la realidad humana, en especial en la formación individual y la dinámica de la escuela. Requerimos en nuestra realidad personal y laboral espacios de reflexión, pero la inclemente necesidad de dinero para subsistir no nos da el tiempo a estos y preferimos el actuar sin haber exorcizado las premuras que impiden parar, retirarnos y asumir el papel de pensar.
Arendt, H. (1995). De la historia a la acción. Editorial Paidós.
La Práctica Pedagógica nombra los procesos de institucionalización del saber Pedagógico, es decir, su funcionamiento en las instituciones educativas. Pero también comprende las formas de enunciación y de circulación de los saberes enseñados en tales instituciones. Permiten al maestro central su atención en tres tipos de saberes, el disciplinar, el pedagógico y el académico, donde dichos saberes tienen lugar en la práctica y están vinculados con tres preguntas ¿qué se? ¿Cómo comunico lo que se? ¿Cómo me trasformo con lo que se?.
Mientras que Práctica Educativa es la acción que lleva a cabo un docente al momento de ejecutar un proceso educativo (que es muy diferente al proceso de enseñanza-aprendizaje) que es más amplio pues abarca las tres esferas de la educación integral: Conocimientos, habilidades, actitudes y valores . Aunque la práctica pedagógica sea un escenario donde el maestro dispone de su capacidad académica relacionada con su saber disciplinar y didáctico, estas donde deben estar aisladas; ya que en la mayoría de los casos que hay una buena práctica pedagógica el resultado es una buena práctica educativa.
¿Qué implicaciones tiene para la educación pensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio?
Desde los análisis hechos en la maestría y ahora con la lectura de Arendt y Bourdieu, se confirma que pensar las practica pedagógicas como objeto de estudio no es un valor agregado para la educación, sino que es un imperativo, es decir, no es posible hablar de educación en términos de calidad, excelencia, innovación, apropiación y cuantas mas adjetivaciones o calificativos se les quiera poner, sin antes, examinar lo que ha hecho, lo que se esta desarrollando con ella y el horizonte hacia el cual se proyecta.
De no ser así, la educación sería objeto de improvisación, toma de decisiones apresuradas o el desarrollo de estrategias de gobiernos de turno que buscan intereses personales, lo que por supuesto se vería reflejado en la forma como los docentes llevan al aula o a cualquier espacio académico la formación y por ende el modo como los estudiantes son afectados por la misma.
En conclusión, la educación como objeto de estudio se hace imposible de concebir , en todas las esferas posibles: gubernamental, institucional y demás, pero más aún en el aula, en la relación directa con el docente, por lo tanto, es este el directo responsable de tomar la educación como objeto de estudio, y lo es, porque es en última instancia quien tiene la relación directa y estrecha con el estudiante, no lo son los gobernantes, no lo son directivos, incluso muchas veces tampoco sus padres en lo que les respecta como formadores de familia.
En este orden de ideas, la educación no sería tal si sus prácticas de estudio no fueran pensadas. Sería la principal implicación, pero también, se ha afirmado en la historia de la educación que siempre ha estado en crisis, lo que deja una doble vía de análisis, o bien, la educación no se ha pensado lo suficiente o es su naturaleza permanecer en crisis.
Seguramente nos respondamos que es la segunda la respuesta correcta, y lo argumentamos desde la idea que la educación permanece en estado de crisis porque esta inscrita en una sociedad cambiante y, por lo tanto, debe estar en propósito de responder a los cambios que le son inherentes, siendo esta otra de sus implicaciones.
La educación se piensa, no en los niveles que se debería y en los espacios más idóneos para ello.
Pensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio y que esto tenga el impacto suficiente para registrar los cambios necesarios que dejen ver qué produce un objeto de estudio bien abordado, es una labor de tejido social. Se requiere de pensar y actuar, como lo plantea Arendt (1995) […] solo se puede actuar concertadamente […] solo se puede pensar por sí mismo. (p. 140 a 141).
Que los diferentes actores (no solo los docentes) piensen: como concepto de retirarse en soledad y de manera consciente establecer que es eso que se busca. Luego con un mínimo de críterio personal poder establecer, en consenso con otros, hacia donde encausar eso que se desea alcanzar.
Ese tejido requiere de trabajo en equipo. No niego que es fundamental, lo poco o mucho que hagamos en el hoy, pero durará mucho más la agonía así.
¿Qué implicaciones tiene para la educación pensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio? Las implicaciones son de carácter positivo porque nos posibilitarían a los docentes recursos, para poder discutir con propiedad sobre lo que desarrollamos dentro y fuera del aula, de los procesos que implementamos, dando como resultado una cultura de la investigación, de la reflexión y de la crítica constructiva entre las prácticas que desarrolla cada docente y de cómo se puede integrar, ahondar, relacionar y profundizar.
Casi que en palabras de Kant, sería un imperativo categórico para nosotros como docentes, porque tendría un carácter investigativo que tendría repercusión en nuestros estudiantes y le daría a la educación el lugar se seriedad, de construcción y reflexión que se merece.
¿Qué implicaciones tiene para la educación pensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio?
Luego de leer a Echeverri (UN CAMPO CONCEPTUAL Y NARRATIVO DE LA PEDAGOGÍA), surgen otras dos razones por las que también es necesario pensar las prácticas pedagógicas como objeto de estudio:
1. En la dirección tomada por Echeverri de Armando Zambrano Leal (2002) cuando plantea que la pedagogía es tanto concepto como relato. A lo que se le podría equiparar y relacionar de cierta forma como teoría y práctica, esto es, las practicas pedagógicas son concepto y relato; (teoría y práctica, siendo necesario aclarar cierta inconmensurabilidad entre los términos), haciéndose imposible para su estudio desconocer alguna de la dualidad de sus partes constitutivas, siendo una de sus implicaciones, el tenerse que mirar en conjunto.
2. En el mismo orden de ideas la pedagogía y las prácticas pedagógicas son un campo que deviene, o mejor que está en constante devenir, lo que significa que no es estático, sino mutable, se renueva o transforma permanentemente, dicha transformación es la que hace que la pedagogía y las prácticas pedagógicas sean a su vez un objeto de estudio permanente, de no ser así, las prácticas pedagógicas estarían aún más descontextualizadas de lo que se les distingue en la permanente crisis de la educación.
Zambrano Leal, A. (2002). Los hilos de la palabra: pedagogía y didáctica. Cali: Nueva Biblioteca Pedagógica.
“El aprendizaje significativo es muy importante en el proceso educativo porque es el mecanismo humano por excelencia para adquirir y almacenar la vasta cantidad de ideas e información representadas por cualquier campo del conocimiento…” Ausubel, 1976
Para hablar de prácticas pedagógicas y prácticas educativas siempre considero necesario referirme a los procesos de enseñanza y a las formas de aprender porque esto es lo que le da sentido al rol del educador en la sociedad.
El educador constantemente debe reinventarse, evaluarse y referenciarse para generar respuestas a las expectativas que cada generación trae consigo y que se encuentra permeada por la desbordante información, tecnología y la sociedad de consumo.
El estudiante como ser humano requiere un desarrollo de todas las dimensiones que le dan un lugar en la sociedad y que ese dependerá de la capacidad que desarrolle para interpretar, construir, debatir, proponer y mediar en el contexto; de ahí la importancia de la formación permanente del maestro y de su actualización.
En el ejercicio educativo, el docente en algunos casos ha descuidado ciertas esferas del "desarrollo humano" en el cual pretende involucrar al estudiante, todo por el hecho de querer cumplir con indicadores que le permitan prolongar su labor. La idea de reinventarse a diario es quizás una concepción que se torna ardua, que demanda experiencia y tolerancia, más aun en un contexto que evoluciona constantemente y que no permite saborear de manera amena aquello que circunda, el reto entonces se podría encontrar en la capacidad de malearse a las demandas no solamente de los contenidos sino también a las interacciones sociales que suceden en el aula, en la que participan los estudiantes y a las que el profesor suele ser reacio.
Las prácticas pedagógicas para un docente siempre deben ser objeto de estudio ya que es la posibilidad de hacer reflexiones y conceptualizaciones que tengan correspondencia con la realidad social y educativa.
Cuando un docente observa continuamente su práctica, reflexiona sobre ella, interactúa con los otros en torno a los mejores modos de ejercer su práctica.
Debemos superar la relación lineal del conocimiento del salón de clases, ya que nuestros ambientes de aprendizaje son cambiantes y están determinados por un contexto.
Si concebimos las prácticas pedagógicas como objetos de estudio, nos podemos a arriesgar a hacernos interrogantes como: ¿Cuál es el sentido de mi clase?, ¿Qué significa mi clase para los estudiantes?....
La práctica pedagógica debe ser un espacio para experimenta, recrear, validar o invalidar y ello solo es posible si hacemos un acto reflexivo sobre la misma.
¿Qué implicaciones tiene para la educación pensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio?
Yo quisiera abordar lo que para mí es una de las principales implicaciones de pensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio y es la de darle un lugar privilegiado a esas prácticas a través de la investigación. Porque es valorar la experiencia en el aula de clase, como algo digno de ser cuestionado, reflexionado y de convertirlo en una investigación en sentido estricto. Al demostrar como docentes que podemos hacer investigación en sentido estricto a través de nuestra propia experiencia en el aula, estamos dando un valor único a nuestro que hacer, pero que parte de nosotros mismos, sin depender de la valoración que pueden darle las instituciones, los directivos, los colegas o hasta los mismos estudiantes. Sin dejar de lado que le damos valor, al mismo tiempo, a la investigación de las ciencias sociales y humanas y a su vez, a la investigación cualitativa para así también demostrar que no solo se hace investigación en las ciencias exactas y de tipo cuantitativo. Si retrocedemos un poco en el tiempo, como estudiantes de primer semestre de la maestría en educación, cuando veíamos seminario de investigación I, se nos daban elementos muy valiosos sobre la investigación educativa y la investigación pedagógica, las cuales tienen como común denominador investigar sobre problemas relacionados con la educación, solo que lo hacen de manera diferente y tal diferencia está determinada por su objeto de estudio. Es así como la investigación educativa se enfoca en las instituciones y los procesos educativos y la investigación pedagógica en la enseñanza y la formación. Ambas investigaciones tienen orientación hacía la transformación, pero la educativa enfatiza más en el carácter propositivo de la misma y la pedagógica tiene una orientación práctica, que está basada en la solución de problemas con base en las experiencias de las prácticas de los docentes. Complementando lo anterior en ambos tipos de investigación se ha utilizado el método investigación acción, el cual establece la importancia de relacionar la teoría con la práctica, de resolver problemas, de comprender las prácticas para mejorarlas y de hacer reflexiones que conlleven a una auto reflexión sobre determinadas situaciones de acuerdo con el contexto en el cual se presentan. Entender estos dos tipos de investigación es fundamental a la hora de abordar un problema de investigación para cualquier investigador, más aún para nosotros que como docentes asumimos el doble papel de docente e investigador. Este entendimiento nos proporciona además una claridad sobre el tipo de investigación que queremos realizar como tesis, su objeto de estudio, el método y los instrumentos que emplearemos, además de ahondar en nuestras propias prácticas pedagógicas. A manera de conclusión, pensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio, genera otras dinámicas que posibilitan mejorar nuestro que hacer como docentes y sujetos de saber, que no solo transmitimos conocimientos a partir de unos contenidos en una áreas específicas, sino que nos preguntamos por el deber ser de nuestro que hacer y por la forma de dar respuesta a algunas problemáticas que vivimos en la cotidianidad de nuestras aulas de clase y se convierten en experiencia para la reflexión y el análisis.
¿Qué implicaciones tiene para la educación pensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio?
Reflexionar sobre las prácticas pedagógicas es un asunto necesario en el quehacer docente en tanto ellas definen los procesos que se llevan a cabo en el aula de clase. Pensarlas como objeto de estudio permite analizar y evaluar en el día a día las interacciones entre el docente y los estudiantes, el desempeño de los actores, la pertinencia de los contenidos y las actividades; de otro lado, identificar necesidades educativas, proponer métodos y estrategias de enseñanza y valorar el entorno como un medio portador de sentidos y saberes que orientan hacia aprendizajes para la vida. Para la educación en general, este es un ejercicio que fortalece el sistema educativo puesto que permite a los actores pensarse como sujetos portadores de conocimientos que construyen saberes de la interacción de dos prácticas que fundamentan todo proceso de aprendizaje: las prácticas en el aula y las prácticas cotidianas, en otras palabras lo que denominamos aprendizajes significativos.
El ser humano siempre ha pretendido objetivar todos los campos de saber, buscando en ello poder entender cada una de las variables que lo determinan. Es así que volver las prácticas pedagógicas un objeto de estudio, es tomar conciencia que dicha acción no es ilógica ni es un acto mecánico, es repensar el acontecer de interacciones dadas en el aula de clase, para que desde una mirada objetiva se pueda evaluar y si es el caso proyectar estrategias que redunden principalmente en el desarrollo de los fines de la educación contenidos en el Artículo 5° de la Ley 115 de 1994 o por lo menos poder entender qué sucede en ese encuentro entre un grupo de alumnos y un profesor, cuáles son las dinámicas y procesos desarrollados, entre las múltiples preguntas de investigación que se podrán suscitar, por lo que según las razones descritas, en mi opinión, volver las prácticas pedagógicas un objeto de estudio es y será siempre un deber para la educación, en tanto los contextos educativos son siempre cambiantes y dinámicos, lo que debe llevar a que no sólo los dedicados a procesos investigativos se pregunten por ellas, sino a toda profesional que intervenga en dichas prácticas.
ResponderEliminar"...volver las prácticas pedagógicas un objeto de estudio...", es cierto, inicialmente presenté cierta resistencia a verlo en términos de volver, pero no como regresar sino de convertir, es decir, aunque parezca obvio, las prácticas pedagógicas no se piensan y menos institucionalmente. Los directivos nunca llaman a reunión para pensar las prácticas pedagógicas como objeto de estudio, pero si para otras cantidades de temáticas que poco o nada contribuyen con la calidad, sino con la organización, el cumplir horarios y agendas, pero no para pensar la educación, ¿será que a los directivos no les interesa pensar la educación como objeto de estudio?, o, ¿es un asunto que debe pensar cada maestro en su planeación y en su aula?
EliminarPENSAR LAS PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS COMO UN OBJETO DE ESTUDIO
ResponderEliminarAsumo la pedagogía como un conjunto de saberes y reflexiones en torno a las acciones educativas escolares, lógicamente organizado de acuerdo con un contexto determinado y a una serie de creencias; saberes que son compartidos por un grupo heterogéneo de individuos que orientan de una forma consciente los destinos de una sociedad a través de prácticas educativas que implican definiciones y orientaciones en torno a la enseñanza y a todos aquellos elementos adicionales que permiten el avance progresivo del individuo en particular y de la sociedad en su conjunto.
Considerar la práctica pedagógica (yo diría educación escolar) como el dispositivo que tenemos los maestros para relacionarnos con el conocimiento, implica que dicho mecanismo, sea permanentemente estudiado y ajustado a las necesidades y cambios que se nos presenten.
Sabemos que el momento actual se caracteriza por una notable preocupación sobre la calidad de la educación escolar y por tanto, de la enseñanza, por lo que los maestros aparecemos como protagonistas centrales, pues, las prácticas pedagógicas se consideran fundamentales al momento de definir la calidad de la educación que ofrecemos.
Pensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio, implica que los educadores nos perfilemos como profesionales reflexivos, autónomos pero trabajando en equipo, que pensamos para tomar decisiones, docentes que interpretamos la realidad y creamos situaciones nuevas a partir de problemas cotidianos y concretos con el propósito fundamental de mejorar nuestra propia práctica.
Estudiar las prácticas pedagógicas implica que las personas dedicadas a la enseñanza desarrollemos constantemente nuestros conocimientos profesionales en relación con las circunstancias cambiantes. Los maestros, no debemos aparecer como meros usuarios del conocimiento de otros; la autoevaluación permanente y la investigación sobre nuestra propia labor, deben ser tareas que se desarrollen constantemente en la escuela si realmente se espera mejorar y adecuar la educación que brindamos a nuestras comunidades.
La reflexión del profesor acerca de nuestra propia práctica implica la inmersión consciente en el mundo de nuestra experiencia; misma que, está cargada de connotaciones, valores, simbologías, afectos, sentimientos, intereses sociales y pautas culturales. Reconocemos la necesidad de analizar lo que realmente hacemos los profesores cuando enfrentamos problemas complejos de la vida en las aulas, cómo manejamos situaciones inciertas y desconocidas, cómo construimos y modificamos los ambientes y las rutinas, cómo recreamos estrategias que generen mejores resultados.
Al pensar las prácticas pedagógicas como objeto de estudio, también se circunscribe al maestro en el campo de la escritura académica que, además, trae como consecuencia lógica docentes con mayor capacidad para analizar, para articular conocimientos y para contextualizar lo referido en su labor.
Esas son las implicaciones, totalmente de acuerdo, resaltando la idea de que en la medida que el docente se siente reconocido en ese objeto de estudio y gane comprensión de ello, mejor serán sus prácticas, por un lado, y por el otro, que identifique como primordial no la enseñanza de conocimientos sino la relación de los mismos con su entorno social, es decir que les dé utilidad e interpretación en el contexto de cada estudiante, en otras palabras, que el dicente no tenga el interrogante: ¿y eso para que nos sirve?
Eliminar"Los habitus son principios generadores de prácticas distintas
ResponderEliminary distintivas"
Bourdieu
Según Bourdieu, los docentes tenemos más capital cultural que económico, lo que se ve reflejado ampliamente en la actualidad, parece ser prioritario estar muy cualificado profesionalmente, antes de tener las comodidades básicas materiales y conformar una familia, lo que al parecer está tornando a los docentes en solitarios (sin descendencia) pero con muchos títulos.
EliminarPero, ¿sabes compañero? ese capital cultural no es reconocido ni valorado por los criterios y escala de valores que hemos construido en esta sociedad actual. Pasa como con los años, concepto de edad; se llega el momento en el que se deja de lado esa experiencia y ese potencial, sin reconocerle sus posibilidades.
EliminarTotalmente de acuerdo, quedando el interrogante si los docentes debemos responder a esa lógica para no sentirnos o ser señalados de desactualizados, asistimos a la época del "titulitis", dónde el docente ante las directivas y la comunidad en general necesita soportar su servicio de "calidad" a través de los títulos, incluso en las mismas reuniones de docentes hablar de maestrías y doctorados es costumbre en el medio.
EliminarSOMOS SERES DE ACCIÓN Y DE PENSAMIENTO
ResponderEliminarSomos seres de acción y de pensamiento, pero no contamos con los presupuestos para hacer un ejercicio verdadero. Presupuestos que tienen que ver con logística de lo cotidiano y procesos de formación.
Para Arendt (1995) […] solo se puede actuar concertadamente […] solo se puede pensar por sí mismo. (p. 141).
Arendt, H. (1995). De la historia a la acción. Editorial Paidós.
En ocasiones los docentes requerimos la acción para pensar, pero en otras, pensar para la acción, por supuesto, la segunda debería ser la más usada, no dejando pasar por alto que pensar es ya una acción, lo que llevaría a concluir que los docentes somos sujetos de acción permanente, lo que nos distingue a unos de otros son los tipos de acciones que hacemos, las que seguramente dependerán del modo como nos pensamos en el campo pedagógico, de las veces que lo hacemos y de la formación que tengamos.
EliminarSOMOS SERES DE ACCIÓN Y DE PENSAMIENTO
EliminarSomos seres de acción y de pensamiento, pero no contamos con los presupuestos para hacer un ejercicio verdadero. Presupuestos que tienen que ver con logística de lo cotidiano y procesos de formación.
Todo aquello que permite hacer seguimiento al registro de la existencia del ser humano, a lo largo de la historia, son las huellas de su paso por las diferentes épocas. Registros en las paredes de las cavernas con mensajes intencionados para saber que se hizo o simplemente no olvidar lo que se realizó. Marcas en los árboles para llevar cuenta de la oscuridad o la claridad con el fin de poder tener información sobre sucesos. Heridas hechas en el cuerpo para diferenciar a que grupo o clan se pertenece, soportadas con rituales característicos de esa comunidad.
Esas trazas o testimonios dejados a lo largo de la vida, son leídos gracias a la capacidad que posee el homo sapiens de construir y dar significado a lo que hay en su proximidad. Significado en términos de representar e interpretar, de graficar y reconstruir lo vivido como mecanismo para llegar a descubrir que la memoria puede pasar de lo grafico a lo abstracto (ejercicio que significó generaciones para llegar a consolidarse).
El ser humano pasa por diferentes estadios en su proceso evolutivo, así lo expuso Jean Piaget, quien en su planteamiento deja claro que toda persona pasa del pensamiento concreto (posibilidad de interpretar y comprender todo aquello que se muestra desde lo gráfico) al pensamiento abstracto (interpretación y análisis de manera más elaborada y compleja). Es lo gráfico paso fundamental en el proceso de evolución del ser humano. Pero el concepto paso no se puede abordar desde la concepción de terminado o superado, ya que ese paso dura toda la vida.
En mi experiencia como docente de la básica primaria ese paso antes mencionado se vive y se trabaja cotidianamente, es el pan nuestro de cada día. De hecho una de las maneras de enganche y fortalecimiento de las habilidades de lectura y escritura en los alumnos es mediante lo gráfico. La lectura de imágenes, el dibujo, la escritura de sentimientos producto de imágenes, entre otros, son empleados para aprovechar los conocimientos previos que se posee de un tema específico, ampliando así el panorama conceptual e hilando aprendizajes de manera contextual.
Es muy valioso lo gráfico a la hora de hacer refuerzo positivo en los trabajos de aula, ya que partiendo de lo simple a lo complejo e incrementando la dificultad de ejecución gradualmente, en un paso a paso, que implica intencionalidad y actitud del docente en el acompañamiento, se pude mejorar procesos y desempeños de los aprendices, además de seguridad personal en el abordaje de actividades, como mayor disposición en la realización de lo propuesto.
CONTINUA.....
CONTINUACIÓN...
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La autonomía como el aprendizaje es un proceso que se logra en el día a día, siendo las experiencias las que en últimas dejaran las huellas en el imaginario individual. Lo gráfico y su visualización son elementos constitutivos de la condición humana. Se visualiza con los sentidos, así como se puede sentir el mensaje que un ademan deja en el aire; son las posibilidades de interpretar uno de los aspectos que constituye la subjetividad, a la vez permite la generación de nuevas interpretaciones.
Acción y pensamiento viven en un mismo ser, pero deben ser ejercidas de manera práctica y abstracta para poder ser entendidas, graficadas y llevadas a proyecciones mentales y materiales. Para Arendt (1995) […] solo se puede actuar concertadamente […] solo se puede pensar por sí mismo. (p. 141). Para actuar se debe tener la posibilidad de reflexionar, planear y verificar lo que se pretende hacer, para luego poder actuar en proyectos de equipo, no como ruedas sueltas.
No poseemos el espacio y el tiempo para rumiar nuestras apreciaciones personales y hacer de lo que somos una cascada de actos concatenados y respaldados por nuestra sobriedad personal. Tomamos decisiones de manera vertiginosa y asumimos las consecuencias con dolor e insufrible frustración. ¿Será, está una de las causas, de los elevados índices de violencia, suicidios e indiferencia social?
Asistimos a un cambio fundamental y constante de las relaciones de convivencia y comunicación de la sociedad actual. Cambio que incide directamente en la forma como se produce el conocimiento y se transforma la información en todos los ámbitos de la realidad humana, en especial en la formación individual y la dinámica de la escuela.
Requerimos en nuestra realidad personal y laboral espacios de reflexión, pero la inclemente necesidad de dinero para subsistir no nos da el tiempo a estos y preferimos el actuar sin haber exorcizado las premuras que impiden parar, retirarnos y asumir el papel de pensar.
Arendt, H. (1995). De la historia a la acción. Editorial Paidós.
Práctica Pedagógica y Educativa
ResponderEliminarLa Práctica Pedagógica nombra los procesos de institucionalización del saber Pedagógico, es decir, su funcionamiento en las instituciones educativas. Pero también comprende las formas de enunciación y de circulación de los saberes enseñados en tales instituciones. Permiten al maestro central su atención en tres tipos de saberes, el disciplinar, el pedagógico y el académico, donde dichos saberes tienen lugar en la práctica y están vinculados con tres preguntas ¿qué se? ¿Cómo comunico lo que se? ¿Cómo me trasformo con lo que se?.
Mientras que Práctica Educativa es la acción que lleva a cabo un docente al momento de ejecutar un proceso educativo (que es muy diferente al proceso de enseñanza-aprendizaje) que es más amplio pues abarca las tres esferas de la educación integral: Conocimientos, habilidades, actitudes y valores
.
Aunque la práctica pedagógica sea un escenario donde el maestro dispone de su capacidad académica relacionada con su saber disciplinar y didáctico, estas donde deben estar aisladas; ya que en la mayoría de los casos que hay una buena práctica pedagógica el resultado es una buena práctica educativa.
¿Qué implicaciones tiene para la educación pensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio?
ResponderEliminarDesde los análisis hechos en la maestría y ahora con la lectura de Arendt y Bourdieu, se confirma que pensar las practica pedagógicas como objeto de estudio no es un valor agregado para la educación, sino que es un imperativo, es decir, no es posible hablar de educación en términos de calidad, excelencia, innovación, apropiación y cuantas mas adjetivaciones o calificativos se les quiera poner, sin antes, examinar lo que ha hecho, lo que se esta desarrollando con ella y el horizonte hacia el cual se proyecta.
De no ser así, la educación sería objeto de improvisación, toma de decisiones apresuradas o el desarrollo de estrategias de gobiernos de turno que buscan intereses personales, lo que por supuesto se vería reflejado en la forma como los docentes llevan al aula o a cualquier espacio académico la formación y por ende el modo como los estudiantes son afectados por la misma.
En conclusión, la educación como objeto de estudio se hace imposible de concebir , en todas las esferas posibles: gubernamental, institucional y demás, pero más aún en el aula, en la relación directa con el docente, por lo tanto, es este el directo responsable de tomar la educación como objeto de estudio, y lo es, porque es en última instancia quien tiene la relación directa y estrecha con el estudiante, no lo son los gobernantes, no lo son directivos, incluso muchas veces tampoco sus padres en lo que les respecta como formadores de familia.
En este orden de ideas, la educación no sería tal si sus prácticas de estudio no fueran pensadas. Sería la principal implicación, pero también, se ha afirmado en la historia de la educación que siempre ha estado en crisis, lo que deja una doble vía de análisis, o bien, la educación no se ha pensado lo suficiente o es su naturaleza permanecer en crisis.
EliminarSeguramente nos respondamos que es la segunda la respuesta correcta, y lo argumentamos desde la idea que la educación permanece en estado de crisis porque esta inscrita en una sociedad cambiante y, por lo tanto, debe estar en propósito de responder a los cambios que le son inherentes, siendo esta otra de sus implicaciones.
La educación se piensa, no en los niveles que se debería y en los espacios más idóneos para ello.
ResponderEliminarPensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio y que esto tenga el impacto suficiente para registrar los cambios necesarios que dejen ver qué produce un objeto de estudio bien abordado, es una labor de tejido social. Se requiere de pensar y actuar, como lo plantea Arendt (1995) […] solo se puede actuar concertadamente […] solo se puede pensar por sí mismo. (p. 140 a 141).
Que los diferentes actores (no solo los docentes) piensen: como concepto de retirarse en soledad y de manera consciente establecer que es eso que se busca. Luego con un mínimo de críterio personal poder establecer, en consenso con otros, hacia donde encausar eso que se desea alcanzar.
Ese tejido requiere de trabajo en equipo. No niego que es fundamental, lo poco o mucho que hagamos en el hoy, pero durará mucho más la agonía así.
¿Qué implicaciones tiene para la educación pensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio?
ResponderEliminarLas implicaciones son de carácter positivo porque nos posibilitarían a los docentes recursos, para poder discutir con propiedad sobre lo que desarrollamos dentro y fuera del aula, de los procesos que implementamos, dando como resultado una cultura de la investigación, de la reflexión y de la crítica constructiva entre las prácticas que desarrolla cada docente y de cómo se puede integrar, ahondar, relacionar y profundizar.
Casi que en palabras de Kant, sería un imperativo categórico para nosotros como docentes, porque tendría un carácter investigativo que tendría repercusión en nuestros estudiantes y le daría a la educación el lugar se seriedad, de construcción y reflexión que se merece.
¿Qué implicaciones tiene para la educación pensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio?
ResponderEliminarLuego de leer a Echeverri (UN CAMPO CONCEPTUAL Y NARRATIVO DE LA PEDAGOGÍA), surgen otras dos razones por las que también es necesario pensar las prácticas pedagógicas como objeto de estudio:
1. En la dirección tomada por Echeverri de Armando Zambrano Leal (2002) cuando plantea que la pedagogía es tanto concepto como relato. A lo que se le podría equiparar y relacionar de cierta forma como teoría y práctica, esto es, las practicas pedagógicas son concepto y relato; (teoría y práctica, siendo necesario aclarar cierta inconmensurabilidad entre los términos), haciéndose imposible para su estudio desconocer alguna de la dualidad de sus partes constitutivas, siendo una de sus implicaciones, el tenerse que mirar en conjunto.
2. En el mismo orden de ideas la pedagogía y las prácticas pedagógicas son un campo que deviene, o mejor que está en constante devenir, lo que significa que no es estático, sino mutable, se renueva o transforma permanentemente, dicha transformación es la que hace que la pedagogía y las prácticas pedagógicas sean a su vez un objeto de estudio permanente, de no ser así, las prácticas pedagógicas estarían aún más descontextualizadas de lo que se les distingue en la permanente crisis de la educación.
Zambrano Leal, A. (2002). Los hilos de la palabra: pedagogía y didáctica. Cali: Nueva Biblioteca Pedagógica.
“El aprendizaje significativo es muy importante en el proceso educativo porque es el mecanismo humano por excelencia para adquirir y almacenar la vasta cantidad de ideas e información representadas por cualquier campo del conocimiento…” Ausubel, 1976
ResponderEliminarPara hablar de prácticas pedagógicas y prácticas educativas siempre considero necesario referirme a los procesos de enseñanza y a las formas de aprender porque esto es lo que le da sentido al rol del educador en la sociedad.
El educador constantemente debe reinventarse, evaluarse y referenciarse para generar respuestas a las expectativas que cada generación trae consigo y que se encuentra permeada por la desbordante información, tecnología y la sociedad de consumo.
El estudiante como ser humano requiere un desarrollo de todas las dimensiones que le dan un lugar en la sociedad y que ese dependerá de la capacidad que desarrolle para interpretar, construir, debatir, proponer y mediar en el contexto; de ahí la importancia de la formación permanente del maestro y de su actualización.
En el ejercicio educativo, el docente en algunos casos ha descuidado ciertas esferas del "desarrollo humano" en el cual pretende involucrar al estudiante, todo por el hecho de querer cumplir con indicadores que le permitan prolongar su labor.
EliminarLa idea de reinventarse a diario es quizás una concepción que se torna ardua, que demanda experiencia y tolerancia, más aun en un contexto que evoluciona constantemente y que no permite saborear de manera amena aquello que circunda, el reto entonces se podría encontrar en la capacidad de malearse a las demandas no solamente de los contenidos sino también a las interacciones sociales que suceden en el aula, en la que participan los estudiantes y a las que el profesor suele ser reacio.
Las prácticas pedagógicas para un docente siempre deben ser objeto de estudio ya que es la posibilidad de hacer reflexiones y conceptualizaciones que tengan correspondencia con la realidad social y educativa.
ResponderEliminarCuando un docente observa continuamente su práctica, reflexiona sobre ella, interactúa con los otros en torno a los mejores modos de ejercer su práctica.
Debemos superar la relación lineal del conocimiento del salón de clases, ya que nuestros ambientes de aprendizaje son cambiantes y están determinados por un contexto.
Si concebimos las prácticas pedagógicas como objetos de estudio, nos podemos a arriesgar a hacernos interrogantes como: ¿Cuál es el sentido de mi clase?, ¿Qué significa mi clase para los estudiantes?....
La práctica pedagógica debe ser un espacio para experimenta, recrear, validar o invalidar y ello solo es posible si hacemos un acto reflexivo sobre la misma.
¿Qué implicaciones tiene para la educación pensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio?
ResponderEliminarYo quisiera abordar lo que para mí es una de las principales implicaciones de pensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio y es la de darle un lugar privilegiado a esas prácticas a través de la investigación. Porque es valorar la experiencia en el aula de clase, como algo digno de ser cuestionado, reflexionado y de convertirlo en una investigación en sentido estricto.
Al demostrar como docentes que podemos hacer investigación en sentido estricto a través de nuestra propia experiencia en el aula, estamos dando un valor único a nuestro que hacer, pero que parte de nosotros mismos, sin depender de la valoración que pueden darle las instituciones, los directivos, los colegas o hasta los mismos estudiantes. Sin dejar de lado que le damos valor, al mismo tiempo, a la investigación de las ciencias sociales y humanas y a su vez, a la investigación cualitativa para así también demostrar que no solo se hace investigación en las ciencias exactas y de tipo cuantitativo.
Si retrocedemos un poco en el tiempo, como estudiantes de primer semestre de la maestría en educación, cuando veíamos seminario de investigación I, se nos daban elementos muy valiosos sobre la investigación educativa y la investigación pedagógica, las cuales tienen como común denominador investigar sobre problemas relacionados con la educación, solo que lo hacen de manera diferente y tal diferencia está determinada por su objeto de estudio.
Es así como la investigación educativa se enfoca en las instituciones y los procesos educativos y la investigación pedagógica en la enseñanza y la formación. Ambas investigaciones tienen orientación hacía la transformación, pero la educativa enfatiza más en el carácter propositivo de la misma y la pedagógica tiene una orientación práctica, que está basada en la solución de problemas con base en las experiencias de las prácticas de los docentes.
Complementando lo anterior en ambos tipos de investigación se ha utilizado el método investigación acción, el cual establece la importancia de relacionar la teoría con la práctica, de resolver problemas, de comprender las prácticas para mejorarlas y de hacer reflexiones que conlleven a una auto reflexión sobre determinadas situaciones de acuerdo con el contexto en el cual se presentan.
Entender estos dos tipos de investigación es fundamental a la hora de abordar un problema de investigación para cualquier investigador, más aún para nosotros que como docentes asumimos el doble papel de docente e investigador. Este entendimiento nos proporciona además una claridad sobre el tipo de investigación que queremos realizar como tesis, su objeto de estudio, el método y los instrumentos que emplearemos, además de ahondar en nuestras propias prácticas pedagógicas.
A manera de conclusión, pensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio, genera otras dinámicas que posibilitan mejorar nuestro que hacer como docentes y sujetos de saber, que no solo transmitimos conocimientos a partir de unos contenidos en una áreas específicas, sino que nos preguntamos por el deber ser de nuestro que hacer y por la forma de dar respuesta a algunas problemáticas que vivimos en la cotidianidad de nuestras aulas de clase y se convierten en experiencia para la reflexión y el análisis.
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ResponderEliminarMaría Yeni Betancur Cárdenas
ResponderEliminar¿Qué implicaciones tiene para la educación pensar las prácticas pedagógicas como un objeto de estudio?
Reflexionar sobre las prácticas pedagógicas es un asunto necesario en el quehacer docente en tanto ellas definen los procesos que se llevan a cabo en el aula de clase. Pensarlas como objeto de estudio permite analizar y evaluar en el día a día las interacciones entre el docente y los estudiantes, el desempeño de los actores, la pertinencia de los contenidos y las actividades; de otro lado, identificar necesidades educativas, proponer métodos y estrategias de enseñanza y valorar el entorno como un medio portador de sentidos y saberes que orientan hacia aprendizajes para la vida.
Para la educación en general, este es un ejercicio que fortalece el sistema educativo puesto que permite a los actores pensarse como sujetos portadores de conocimientos que construyen saberes de la interacción de dos prácticas que fundamentan todo proceso de aprendizaje: las prácticas en el aula y las prácticas cotidianas, en otras palabras lo que denominamos aprendizajes significativos.